28 de mayo de 2008

COMUNISMO.COM

Jam session de autoerotismo. Sí, a César le encantaba ver llegar a la isla a extranjeros o modernos. Le daba un poco lo mismo con tal de que pudiesen pagar la cuenta. Era así de tolerante.

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Yo a Rubalcaba lo equiparo al fabulista Samaniego. A estas alturas ya sabe que ETA tiene nueva cúpula directiva. ETA estará muerta pero se mueve con una agilidad de cojones. Todo esto tras colgarse unas medallas sarkozianas y comprobar que el temible Thierry pinta menos que Chiquilicuatre.
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Sigo con atención la pelea goyesca, a jamonazos, entre Rajoy y Aguirre. Pero el fotograma de película es el que hoy muestra al periodista contra el político en los Tribunales de Justicia. Cuestión de honor. Es todo tan nuestro...

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Sigo intentando recordar porqué el otro día le cosí a Walesa el adjetivo "alcoholizado". ¡Ah! sí, porque sobre las revueltas obreras de Gdansk en 1980 escribió un tipo llamado Kapuscinki:
"Al escribir siempre nos exponemos al peligro de "achatar el pasado", de diluir la historia que al fin y al cabo es un proceso extraordinariamente diversificado y que aúna un sinfín de elementos. (....). Por eso, la escritura que me parece más próxima a la vida, a la realidad, es aquella que relata unos determinados hechos tal y como se han vivido en el momento de producirse y no como se nos revelan al cabo del tiempo, pasadas, digamos, varias décadas. En este último caso se pierde su especificidad, su color, su clima. Su sentido. Por ejemplo, el del "agosto polaco" estribó en que los hechos acaecidos en la costa supusieron una ruptura radical con el gris paisaje de los años setenta, dominado por la insustancialidad, el envilecimiento, la zafiedad y la dipsomanía del obrero. Voy al astillero de Gdansk y ¿qué veo? A los mismos hombres que he visto hace dos semanas pero de repente convertidos en ángeles: no se emborrachan, no roban, se ayudan mutuamente. Es un momento inolvidable".

Me tranquiliza comprobar que la adjetivación tenía un origen en lo real. Y me divierte certificar que hay un momento en la vida del artista en que casi todos quieren ser Premio Príncipe. Obreros que, de repente, se convierten en ángeles. Demasiado vodka, Kapusz. Todo era más simple, siN necesidad de héroes ni épicas ni fotos en blanco y negro . La carcoma del comunismo fue negar de cuajo la existencia de la naturaleza humana. O sea, negaron el hecho radical de que la gente prefiere vivir en el centro de Cracovia a hacerlo en la inmensa barriada obrera y koljosiana de Nowa-Huta. Demasiada Wyborowa, Kapusz. Demasiada. Y con el tiempo, todo se vino abajo. Solo hizo falta que un sencillo metalúrgico testarudo, guasón, con aspecto de Astérix le metiese un meneo a la casa Rusia

PD ¿ O era Obélix?



21 comentarios:

Anónimo dijo...

Me coscado de la genialidad de Camba que Catalino sirve cuando se le duerme la gallega.

Y del excelente texto profiction de Terreiro. Aunque creo que ya soy caso perdido.

Anónimo dijo...

Me pregunto con asaz contumacia

¿cuál habrá sido el periplo real de m.a. hasta llegar a Misuri?


Y también zanganeo recordando que Casale no ha rematado el affaire de la juez caniche. EStará ocupado invetndo excusas para no venir al Molinón cuando toque.

Anónimo dijo...

Jo, Sarapo, es por tu defensa comparandome con Camba, na menos, cuando fui atacado por mi dicción. Desde los artábricos tiempos del rey del anacoluto no me sentia tan ufano pateando los pasillos del nosocomio blogueril.

Anónimo dijo...

La Fiscalía francesa niega que «Thierry» sea el «número uno» de ETA
EUROPA PRESS. PARÍS


La Fiscalía de París encargada de la instrucción abierta contra los cuatro presuntos miembros de ETA arrestados el pasado 20 de mayo en Burdeos no dispone de elementos que permitan situar a Francisco Javier López Peña, alias 'Thierry', como el número uno de la organización terrorista, según señaló el fiscal jefe de París Jean-Claude Marin.
"Nosotros somos juristas, magistrados, adeptos de Santo Tomás, no creemos más que en lo que vemos y, en el estado actual, no tenemos elementos que nos permitan corroborar en nuestro dossier las informaciones dadas por las autoridades españolas", señala el magistrado.

Anónimo dijo...

Los hay que se alegran de que no caiga la cúpula de ETA.

Anónimo dijo...

Me duelen sus palabras amigo Sarapo. Yo, que seré la voz de tierralibertad en Castalia el día en que el Sporting vuelva a primera.

Sé que debo la historia del motorista impostado pero todo a su tiempo.

vCasale

Anónimo dijo...

Antes queel diablo sepa que has muerto.

El maestro Lumet ataca de nuevo. todo es excelente: narrativamente mara villosa, la fotografía sobresaliente, el guión milimétrico, los actores perfectos. Pero uno que luego se hace preguntas éticas sobre la obra de arte tiene muchas dudas de que esto valga la pena. Sobre el desmoronamiento de la familia y sobre los padres malos, sobre el silencio y lla inutilidad de la ley se ha dicho tanto ya, tanto. Yo, ahora mismo, de verdad, prefiero obras que me hagan reflexionar un poco más, que me den aire, que muestren compasión.
Sin embargo y a pesar de todo, una recomendación sincera: No se la pierdan.

Anónimo dijo...

por si se les pasó aquí les dejo unos doce

Anónimo dijo...

CARRERA HACIA LA CASA BLANCA / Revelaciones sobre el presidente

«Honestamente, no sé si tomé coca o no»

El ex jefe de prensa de Bush cuenta en sus memorias que el presidente dijo no recordar si había probado la droga

PABLO PARDO. Especial para El Mundo

WASHINGTON.- George W. Bush no recuerda si esnifó coca o no. O, al menos, no lo recordaba en 1999. El presidente de Estados Unidos, además, «se autoconvence de lo que le viene bien en cada momento» y tiende al «autoengaño» para alcanzar sus objetivos políticos. Unos objetivos que están determinados por la lucha partidista y no por la razón de Estado, dado que Bush ha puesto al Ejecutivo de EEUU «en una situación de campaña electoral permanente».

Anónimo dijo...

Entre los dos Sydneys siempre fui de Lumet.

Anónimo dijo...

Hablando de polacos, yo siempre he pensado que Jaruzelski era "el tapado" de los anticomunistas polacos y que facilitó el tránsito hacia la democracia y nunca se lo reconocieron.
Veamos: fue enviado a Siberia en un vagón de ganado, siendo apenas un niño, por los rusos. Su padre murió de disentería, puteado y machacado por los soviéticos, en un gulag. Él tuvo que entrar en el ejercito de Polonia para sobrevivir. Es imposible que fuera comunista.
Su familia, de militares desde el siglo XIII, participó en todas las guerras que hubo contra los rusos, incluyendo a su abuelo (contra el zar) y a su padre (contra los bolcheviques en 1920).

Anónimo dijo...

I. casi todos los observadores que yo he leído están de acuerdo en esa teoría.

La personalidad de Jaruzelski merece un largo capítulo. Happel le definió como un "inválido social" y yo creo que por ahí van los tiros.
Lo cierto es que su infancia asusta y estremece.

Anónimo dijo...

http://www.hoymujer.com/famosos/el-cotilleo/general,Jaruzelski,abandona,hospital,50822,02,2008.html


Más sobre el bueno de Wojciech.

Anónimo dijo...

Cada vez baja mejor el suplemto cultural de LNE



El autor es un ausente de su ciudad natal


Desde la mítica Staromestské Namestí, el turista sólo emplea cinco minutos en llegar a la calle U Radnice, donde nació Kafka. Cinco minutos suficientes para abandonar toda esperanza de encontrar bien señalizada y a resguardo la casa natal, quede avisado. Sólo se conserva la entrada, clamando en silencio por una mano de limpieza, pero la fachada no conoce la brocha y la pintura, como atestiguan sus potentes desconchones, desde tiempo ha. El escultor a quien se encargó la placa de la esquina tampoco tuvo su mejor día, pues acertó a componer la cara escuálida y casi infantil de un Kafka que se sabe que es Kafka porque pone «Kafka» en la leyenda. Peor es la librería-exposición de la planta baja. Valga como librería, pero no vendría mal a sus empleados un somero cursillo orientativo para que aprendan a informar al curioso sobre en qué lugar de Praga están tomadas las fotos de Kafka que se exponen. Pregunté y sólo coseché vaguedades: «Me parece que es una plaza de la Ciudad Vieja?», «debe de ser una calle de por aquí?». Intrigado por saber si tan difícil era lo que preguntaba o tanta la ignorancia de la pareja librera, fui a tiro fijo: haciéndome el tonto, les pregunté por el nombre de un lugar en que Kafka aparece, en una foto famosa, a sabiendas de que era la Staromestské Namestí: «Me suena? quizás una calle cerca del Reloj?», me respondieron a dubitativo dúo, observando como por primera vez la foto. Kafka no vive en su casa natal.

Lo gordo es lo del palacio Goltz-Kinský, donde fue bachiller y donde su padre abrió tienda. Es, ni más ni menos, el lugar que eligieron los munícipes praguenses para instalar, al fondo de la planta baja, los urinarios públicos en que desahogan sus premuras los centenares de turistas que visitan la Staromestské. Ni en la Casa del Unicornio, ni en la cercana Casa del Minuto (o, quizá mejor, «al Minuto»), ni en las calles Celetná y Pariszká hay testimonio indicativo de que Kafka vivió allí o por allí estuvo de tertulia.

Junto a la entrada de la sinagoga española, se levanta la estatua con la que el escultor Jaroslav Róna ganó, hace cinco años, el concurso para un monumento a Kafka. Es sobre Kafka del mismo modo que puede ser sobre la apoteosis del mazapán toledano. Eso sí, resulta muy práctica para fotografiarse muy culto ante ella. Los libros de las sinagogas tampoco recuerdan a Kafka como uno de los suyos, quizá porque el escritor tardó lo suyo en acercarse al yidis y a la cultura judía. Se le menciona, pero lo justo.

Como Kafka escribió en alemán, me acerqué al Café Arco, en la calle Hybernska, lugar donde charló con los escritores que habían adoptado tal lengua. Sorpresa y anécdota. No es ya un café propiamente dicho, pues en sus mesas alargadas comían en discreto silencio quienes después supe que eran funcionarios del Ministerio checo del Interior, surtidos en el bufé contiguo. Parece ser que, molestos los nacionalistas checos por la naturaleza germana del lugar, lo convirtieron durante la época comunista en lo que es hoy, comedor de policías y gente muy de orden. Café, lo que se dice café, es el inolvidable Slavia, reformado para bien, o el magnífico de la Casa Municipal, con un pianista que no es clavado a Wagner, sino que es, sin duda, Wagner redivivo. No obstante, no se respira en ellos a Kafka tanto como en la «kavarna» del hotel Europa, en la plaza Wenceslao, donde Kafka dio lectura pública a «La condena». Los espejos que aún se conservan, parte del mobiliario y el altillo -que sólo pude entrever por las conminaciones tajantes, en puro checo pero indubitables, de una camarera- sí son de Kafka, sí los vio Kafka.

El castillo

Cruzado el puente Carlos, se va subiendo el barrio de Hradcany hasta llegar a la catedral de San Vito y al Callejón del Oro o de Los Alquimistas. Ahí sí que los encargados del turismo praguense se esforzaron, ahí sí que supieron explotar a Kafka. Porque el callejón sería nada -un conjunto de casitas diminutas, de una sola planta y desván- si su hermana Ottla no le hubiese cedido el número 22 a Kafka para que escribiese allí unos meses. Que sería nada lo saben, pues no se puede visitar de modo independiente, sólo gastándose unas cuantas coronas checas en un paquete más amplio. Con los libros de Kafka que allí se exponen a la venta y media docena de turistas, ya no se cabe en la casita azul. Un aplauso por haber sabido sacar divisas de tan insignificante lugar. Cerca, uno de los lugares que a Kafka más le gustaban, el Belvedere y su parque, con espléndidas vistas sobre el Moldava y la ciudad, que dicen las guías? sin mencionar a nuestro autor.

Al bajar, viene lo gordo: hay un Museo Kafka, en Cihelná, número 2, en una placita. Bien está. Dos gigantescas kas en ángulo agracian la entrada. En su interior, los decoradores (o como se llamen hoy los artistas encargados de llenar con cosas un lugar) acogieron todo lo que acude al imaginario colectivo cuando se menciona la palabra Kafka: espejos, laberintos, oscuridad (hay zonas propicias para romperse la crisma), cartelones, falsos palimpsestos y una musiquilla ambiente tan chirriante y sorpresiva que haría las delicias de un aprendiz de torturador. Porque, ya que nadie lee a Kafka más allá de «La metamorfosis», «kafkiano» se identifica con embarullado, siniestro, complicado, confuso, inexplicable? cuando una lectura en condiciones de Kafka lo revela como uno de los más ordenados, rectos, sencillos, claros y diáfanos autores que en el mundo han escrito sobre la condición humana, ella sí embarullada, siniestra, etcétera.

Pero no es lo gordo que Kafka se vaya a quedar para siempre como un escritor rarillo gracias al poco gusto por leer y gracias a ese museo pretendidamente kafkiano. Lo gordo es que el militante kafkiano que ya dije ser se llenó de gozo al oír los gritos jocosos y el aire de fiesta de los grupos de jóvenes que, por las calles aledañas, se acercaban al museo. Pero el gozo, al pozo. No iban a ver ni mucho menos el Museo Kafka: iban, en sucesivas oleadas cada vez más jacarandosas, a ver las dos figuras masculinas de bronce, de más de dos metros, que al escultor David Cerny le dejaron poner allí quién sabe quiénes muy postmodernos mandamases. Dos figuras verduscas y móviles cuya gracia reside en que están orinando sobre el estanque en que hunden sus pies. Allí, jóvenes y mayores, se retratan apurando todas las posibilidades que da el chorro de falso pis, y no digo más?

Praga es una ciudad hermosísima de la que Kafka se empapó: su luz, sus bruscos cambios de tiempo, las agujas angustiosas de sus iglesias, el potente Moldava, los abundantes y muy sugestivos pasadizos, el adoquinado de las calles. Pero Praga no consigue empaparse, con respeto y buen hacer, del más grande de los escritores de Europa central. O lo remedia pronto o toda la marea de turismo teledirigido que la invade sólo se quedará con que en esa ciudad nació un novelista friki que tiene un museo detrás de las esculturas meonas, esas que molan

Anónimo dijo...

He salido a correr y al volver llovía.
En los soportales de la Plaza de España me he encontrado con Paulo Coelho, es pequeño y estaba rodeado de mujeres hermosas. No sé nada de sus libros.

Anónimo dijo...

La NASA suspende a un empleado que enviaba correos y actualizaba su blog desde el trabajo

Anónimo dijo...

¡Qué miéu!

Anónimo dijo...

Dicen que ayer faenón de José Tomas.

Anónimo dijo...

Muchas felicidades Foca. Me alegro mucho.

Anónimo dijo...

El señor Kapus afirma que todos los obreros polacos (¡sin excepción!) eran zafios, viles y
dipsomaniacos.
Walesa era un obrero polaco.
Luego, Walesa era alcohólico.

Su aplastante lógica y que está tenga "su origen en lo real", me tranquiliza mucho a mi también.

Abate Marchena dijo...

El Arcadio hoy tiene como siempre un atroz ataque de fobia catalana.

Le cuenta a PJ las cuitas de una familia en Málaga.

Nosotros el pasado día 27 de mayo fuimos al ambulatorio de la Seguridad Social de Aguilas. Enseñamos la famosa tarjeta de marras y fuimos asistidos con prontidud por administrativos y médico de transeuntes. En 30 minutos nos arreglaron el problema.

También echaron en falta el nº de la cartilla de la S.S. pero sin ningun problema, anotaron el nombre y el nº de la Tarjeta Sanitaria "polaca" y todos contentos.

Y es que estos murcianos son muy racionales.