POR DONDE VAN LOS LOBOS

Un proyecto. Los nativos dicen que Portugal siempre es un proyecto en marcha. Y que Lisboa es su mejor alma. Un proyecto de ciudad. Lisboa ha crecido tan despacio que aún le sirve el traje que se hizo para la Expo del 98 cuando pensó que de allí a la eternidad. Porque Lisboa, el alma, tiene ahora menos habitantes que a principios del siglo pasado cuando lo del esplendor de Portugal. Lisboa tiene problemas muy serios con la esencia, con su entraña, con su forma de ser. Lisboa ¡quien lo diría! vive de espaldas a la Baixa y duda si entregársela a los chinos a cambio de limpieza. Una ciudad a la que le estorba la Plaza del Comercio debe replantearse muchas cosas. Porque no es normal y no está bien que los lisboetas del Siglo XXI no quieran saber nada de los sudores del periodista Pereira ni del insistente olor a frango no churrasco. No está nada bien para una ciudad que todas las noches se encomienda a San Pessoa y sus heterónimos. Pero la vida es elegir y elegir es renunciar. El caso es que esta Lisboa de hoy prefiere mirar al cielo desde la terraza del Regency Hotel tocada por la mano mágica y europea de Siza Vieira.






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El escribidor sigue embebido en su novela sobre la vida de Alfredo Vidal. Ha tenido suerte. Todos los familiares y las amistades de Alfredo se han puesto a su disposición y le han hecho llegar cartas, fotos y anécdotas. Bueno, todos menos uno. Susana, la joven viuda de Alfredo, se muestra muy escéptica ante las explicaciones del escribidor. Susana, que tanto pasó junto a Alfredo, no quiere saber nada del dolor de los recuerdos. Dice que un día ya hace mucho juró que no volvería a hablar y así lo hará. No obstante no se opone a que el escribidor, a quien conocía vagamente, haga su trabajo. Se sorprende cuando éste le dice que probablemente escriba una novela en la línea de Soldados de Salamina. Susana sonríe. Sabe que a Alfredo le hubiese encantado el proyecto y así se lo comenta al escribidor que afloja precauciones y le da unas sonoras gracias a la viuda del genio. El escribidor vuelve a casa mas contento que cuando salió. Nada puede desanimarle. Se entregará febrilmente a la tarea. Las dudas están resueltas. Pero cuando más feliz estaba con su ensoñación resulta que se le aparece un tal Lobo Antunes en la portada de un diario lisboeta diciendo que con la guerra nunca se ha atrevido a hacer ficción. Y que la guerra es una experiencia terrible que puede servir para hacer documentales, reportajes o ensayos tal vez. Pero que nunca debiera hacerse ficción con ella. Lobo Antunes, desde su autoridad de excombatiente traumatizado, dice que no se siente capaz de enmascarar de novela ese horror. y mientras vuelve a la calle y muy a su pesar el escribidor sigue rumiando ¿ O acaso el móvil principal de Soldados de Salamina no es la guerra civil española? ¿Qué piensa Cercas de la guerra? ¿Qué piensa Cercas de lo que escribe el Lobo Antunes? El escribidor apretó el paso, tragó saliva con dificultad y notó como una sensación conocida le oprimía suavemente el esternón...



(continuará...)