
Llevo un año asomado a este balcón sin que nadie, ni siquiera yo mismo, pueda explicar cómo ha podido suceder. Y creo que va siendo hora que les explique porqué elegí este sexto piso cuando me pidieron un nombre en la pila bautismal de las columnas de La Nueva España..
A uno, que le encanta que la gente le cuente cuentos, no podía pasarle desapercibido el tango, la mejor manera posible de cantar las historias. Pese a las diferencias culturales con los argentinos, aprecio bastante más el tango que unas malagueñas cantadas al atardecer. Y eso dando por supuesto tales diferencias culturales, algo que uno duda tras conocer Buenos Aires, la mejor capital hispano parlante.
Llegué al tango seducido por la voz de Adriana Varela. Y llegué a la voz de Adriana Varela enredado en una de las últimas aventuras de Pepe Carvalho que le dio tiempo a contar a Manolo Vázquez Montalbán, ese tipo sospechoso de tantas cosas y neoculpable de muchas más. El Quinteto de Buenos Aires, creo recordar que se titulaba. Allí lo decía muy claro: el tango es una languidez, una letanía inacabable y golosa. Una antropología y una liturgia. Fue llegar a donde la Varela y saludar al Polaco Goyeneche que llevaba allí toda una vida sin que nadie le hubiese dicho gran cosa. Hasta que empezó a echar el bofe y cuando ya no podía más con el alma fue la Varela y le prestó una garganta con arena para que pudiese salir del paso. Y el tango se hizo hombre. Gracias a la Balada para un Loco que ambos popularizaron conocimos con mayor profundidad a Aníbal Troylo, a Discepolín, a Piazzola y a su santa esposa Amelita Baltar que también hizo el Loco muy a juego con el ambiente, a Cadícamo, a los Expósito y a tantos otros... Así, gracias al empuje de todos ellos pudimos cerrarle los ojos a Gardel y el mundo siguió andando.
En Buenos Aires cuando quieren tomarle el pelo a los gachupines recién llegados al tango les dicen que Adriana Varela no es una buena tanguera porque “ el tango hay que cantarlo y no hablarlo, que es lo que hace ella”. Y entonces te recomiendan a María Graña para ponerte los dientes largos y hacerte sentir que te están robando el suelo. Pero claro, tras la segunda pista de la Graña, uno se da cuenta del embuste y jura no volver a separarse nunca más de la mano de Adriana.
Pero entre Varela y la Graña ha crecido firme la voz y la canción de Susana Rinaldi. La Tana Rinaldi. Una cierta leyenda negra nunca bien aclarada y su residencia parisina desde hace muchos años sostienen el relativo desinterés que los argentinos sienten por Rinaldi. Un servidor es antes que nada, rinaldista. Igual que el ADN de Adriana Varela se llama Balada para un loco, la dotación genética de la Rinaldi va escrita en un tango de nombre Sexto Piso.
Sexto Piso es un tango raro, poco frecuentado y que casi nadie se ha atrevido a cantar. La letra de Homero Expósito ( Homero ¿lo ven?) narra la soledad y los sentimientos de un hombre enamorado desde el ventanal de un sexto piso, vos perdida, yo sumiso, y esta herida que hace mal... El hombre, resignado ante el dolor de una pérdida, va dando cuenta de todo lo que va viendo desde la oscuridad del alféizar del ventanal de un sexto piso. Y es que digamos, que cuando hubo que darle nombre a la criatura uno andaba hechizado por la lujuria que suelta la voz de la Rinaldi. Y que a uno le parece muy adecuada esa distancia de seis pisos para valorar con alguna solvencia y mucha frialdad las cosas más graves de la vida. Y las que no son tan graves, también. Como las que se cuentan en esta columna cada quince días. Ahora ya lo saben.
37 comentarios:
mecanikong dijo...
Va bene, Loiayirga. Grazie.
En el Gatopardo de Lampedusa se viene a decir que los sicilianos están tan acostumbrados a ser invadidos por distintas civilizaciones a lo largo de su historia que cualquier cambio en el status quo lo contemplan con desdén y pasividad. Vamos, que no les altera su ritmo de vida.
Con esto no quiero decir que todos los italianos sean como sicilianos, mamma mia...
9:01 AM
pipurrax dijo...
El coito perfecto dura entre siete y 13 minutos
La mayoría de las personas fantasea con un acto sexual de más de media hora
MADRID.- El 13, el número de la mala suerte por excelencia, el que algunas personas no se atreven ni a nombrar por pura superstición, adquiere un significado mucho más positivo en el terreno sexual. Es lo que debe durar el coito perfecto, según un grupo de sexólogos americanos.
Un estudio publicado en 'Journal of Sexual Medicine', realizado entre los miembros de la Sociedad de Investigación y Terapia Sexual en Estados Unidos y Canadá, indica cuáles son los tiempos normales del acto sexual. Los sexólogos que han participado, con una media de 26 años de experiencia viendo a 23 pacientes semanales, coinciden en que entre tres y siete minutos, "la relación es adecuada", aunque "el coito deseable se extiende entre los siete y los 13 minutos".
Si desde la penetración hasta que el hombre eyacula pasan menos de tres minutos, el acto es "demasiado corto". Por el contrario, si este momento llega entre 15 y 30 minutos después de haber empezado, los expertos creen que es una relación "demasiado larga".
Estos tiempos revelan que en cuestión de sexo la realidad no supera la ficción. "La cultura popular y los mensajes sociales han generado estereotipos sobre la actividad sexual que no son reales. Muchos hombres y mujeres fantasean con penes más grandes, con erecciones más largas y, sobre todo, con coitos que duren toda la noche", comenta Eric Corty, uno de los autores de la investigación, de la Universidad de Pensilvania (EEUU). "Estas expectativas pueden provocar insatisfacción en los individuos que no las logran", añade.
Los autores creen que los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones en la medicina sexual, tanto en la prevención como en el tratamiento de los trastornos relacionados con la eyaculación. "Estamos tan presionados por las falsas creencias que rodean al sexo que muchos hombres que tardan cuatro minutos en eyacular se angustian pensando que tienen algún problema, cuando resulta que es un tiempo normal", dice Corty.
De hecho, las últimas encuestas realizadas sobre el tema indican que tan sólo un 14% de los varones querría que su coito durara menos de 10 minutos. Al 50% le gustaría aguantar por lo menos media hora y un 36% no se queda conforme si eyacula antes de la hora. Las mujeres también fantasean con relaciones más largas, sin contar los preliminares. El 52% de ellas no se queda conforme con menos de 30 minutos de placer en la cama; el 29% es aún más exigente y pide 60 minutos, mientras que sólo un 18% acepta de buen grado durar menos de 10 minutos.
10:49 AM
A mí se me hace cuento que Catalino tuvo alguna vez 20 años. Lo juzgo tan eterno como el mar, como el cielo...
Hace unos días unos argentinos intentaron enseñar a unas vallisoletanas a bailar el tango en el bar. Era una noche tranquila y se convirtieron en la atracción del escaso público y de los camareros. Con el tango no consiguieron gran cosa, pero cuando sonó una milonga el argentino canoso vio cualidades en su chica. Llegaron a hacerlo aceptablemente. La chica decía que se moría de vergüenza cada vez que se iniciaba la canción, pero ante los aplausos de la concurrencia bailó y bailó la misma milonga unas quince veces. La suerte es que era guapa y bien presentada y el solaz del público masculino y de los camareros fue mayor.
Al siguiente día repitieron.
Y hace una semana uno de nuestros borrachines esporádicos, me contaba en el bar: Joder, yo he estado a una miaja de conseguir el Premio Nobel. Bueno, si te digo la verdad a dos miajas. A Valladolid le hubiese venido bien, me hubiesen hecho una plaza.
Les juró que creo que hablaba absolutamente en serio. Si se le hubiesen dado hubiese sido de medicina.
Sarapo no crea que no he tomado nota de eso de que le gusta que la gente le cuente cuentos.
También llegué al tango con el Quinteto de Buenos Aires. Pero sólo llegué a Polaco Goyeneche (y de paso al Gordo Troylo). Y siempre al mismo disco. El tango es música de cassete de auto.
PD: Desde hace unos meses juego al fútbol-7 con unos Italianos. El primer día me preguntaron dónde quería jugar. Adelante por la derecha, les dije. Vale, tú de lateral izquierdo, respondió Baresi.
Ahora juego de Salinas en el equipo contrario (Argentinos, Ecuatorianos, Castellano-Leoneses y demás ralea). Corro poco,casi siempre marco casi nunca ganamos. Pero siempre me divierto viendo cómo se pelean entre ellos. Madonna!.
Salinas ¿pachi o julio?
dream
Julio, joder.
El de la camiseta de tirantes tras la barra pue que sea Fer
BALADA TRISTE DE PEDOLE
Estaban las vías. Y al otro lado el parque. Más allá Mestalla. Pero Mestalla ya parecía otro mundo, el de los mayores. Un día, cuando la pandilla ya era una pandilla consolidada, y eso que yo sólo tenía 6 años y el mayor de todos 9, apareció un novato. Nos cayó bien y le hicimos de los nuestros.
En aquel grupo todos teníamos mote. Por ejemplo, yo era el olivón, aunque nunca sé muy bien por qué. La versión primera aludía a un atracón de aceitunas pero la segunda me parece más fiable. Un día me metí un hueso de aceituna en la nariz y sólo cayó al suelo cuando mi madre me arreó uno de aquellos bofetones que hoy serían maltrato. Lo hizo pensando que la engañaba, después de hurgar y hurgar. Fue en plena calle, como se hacía todo entonces: a la italiana. Y ahí nació el mote: Olivón.
El novato, con buen ojo, quiso tener su propio mote y él mismo se lo puso. Una tarde de sábado, después de Mazinguer Z, apareció donde las vías y lo dijo: "a partir de ahora quiero que me llaméis Pedole".
(continuará...)
vCasale
PEDOLE
Pedole tenía 8 años. No jugaba bien al fútbol pero se reía más alto que nadie. Una de esas risas contagiosas y desmedidas que solían acabar con mi hermano pequeño meándose encima. Porque Pedole se reía y todos seguíamos hasta que mi hermano, que era sordo pero aún no lo sabíamos del todo se meaba. Era cosa de locos. Pedole, mi hermano, el Cagaleches. Al Cagaleches le llamaban así porque era albino. Y a otro que tenía un ojo mirando a Cuenca le pusimos Falconetti.
Después estaba Neneyayo. Neneyayo era un niño anciano. Se movía a cámara lenta y cuando nos perseguían los gitanos siempre le cogían. Era un comodín. Como siempre le pillaban a él, era un valor seguro. Creo que por eso era de la pandilla. Otra explicación no tiene. Al final, los gitanos perdieron interés en nosotros. Y Neneyayo se convirtió en un lastre. Fue cuando se hizo el corte. Neneyayo, Cagaleches...y Pedole no lo pasaron. Cada uno por distintas razones.
(continuará...)
vCasale
Casale, nos ha dejado en ascuas. Pero no se precipite, cuelgue la continuación solo cuando la tenga terminada.
Cat, si quitas a los músicos y a la que baila el ambiente es muy parecido a una noche deprimente de invierno.
Sólo falta algún Premio Nobel.
Iba a contar algo; de Buenos Aires y el tango, y el cuento del escorpión y la rana. Después de leerles a ustedes, mejor me callo.
Hummm...Sarapo, ¿gachupines en Argentina?
Porfirio Muñoz Ledo
(en "El Universal", "Bitácora Republicana", 29 de febrero de 2008)
Los ecos del 15 de septiembre nos recuerdan todavía el grito feroz: ¡A coger gachupines! La República española nos devolvió en cambio la devoción por misioneros y humanistas. Pero jamás fue equiparable un “transterrado” a un peninsular. El primero se acogió a nuestra hospitalidad y nos aportó su caudal de sabiduría. El segundo permanece atado a la memoria del explotador de los naturales y de sus riquezas.
Por ello, el lugar de nacimiento del joven Mouriño —ocultado durante largo tiempo— no resulta banal. Menos aún el uso de pasaporte español durante su estadía en Florida, que “lo convirtió de nuevo en súbdito de la Corona”. Más reveladora todavía la trayectoria rocambolesca de la familia, cuyo patriarca, nacido y crecido modestamente en Vigo, casado y cebado en Madrid, arribó a Campeche para “hacer la América”, siempre en la turbia confluencia entre política y negocios.
La relación de empresas hechizas empolladas por el clan en ambos lados del Atlántico y la de sus jugosas operaciones realizadas al amparo del favor público son el retrato vivo del maridaje entre poder y dinero que tipifica la corrupción mexicana. Son los Ahumada peninsulares al servicio de un proyecto político y económico a gran escala: de carácter transnacional, transexenal y transgeneracional.
Olé, Sarapo.
- - - - -
'Fue en plena calle, como se hacía todo entonces: a la italiana.'
Casale es el mejor narrador vivo de nuestro idioma. Si alguno cree que exagero, lo espero en la calle.
EL CORTE Y EL ABANDONO DE NENEYAYO
La prueba para seguir en la pandilla consistía en saltar una acequia que había junto al excaletrix de salida hacia Barcelona. Era fácil, pero ni Neneyayo ni el Cagaleches estaban capacitados para tanto. Neneyayo ni lo intentó. Alegó una torcedura de tobillo pues la palabra esguince aún no era de uso habitual. Como los gitanos ya se habían ido con el campamento a otra parte dejó de tener sentido que Neneyayo fuera uno de los nuestros. Sin los gitanos, su presencia era un incordio, un lastre, un coñazo. Era como estar todo el tiempo en la moviola, con media hora de retraso con respecto al tiempo real. Así que ese mismo día, el de la torcedura impostada para no saltar la acequia, fue el último que estuvo con nosotros. Con el extremo de un palo ardiendo le quemamos el anorak y a pedradas lo hicimos desaparecer por la senda que nos devolvía a las calles recién asfaltadas. Iba llorando pero nadie movió un dedo por él. En el fondo, y visto en perspectiva, éramos de una crueldad bastante perversa.
Tardé por lo menos 15 años en volver a hablar con él. Y como suele pasar, me dí cuenta enseguida de que el antiguo Neneyayo era mucho mejor persona que todos los cretinos que formábamos aquella pandilla de pedoles y tarados.
(continuará...)
vCasale
EL CORTE TAMBIÉN ACABA CON CAGALECHES
Cagaleches era albino, grande y lechoso. No iba al colegio y se pasaba el día en batín. Nadie sabía muy bien su edad. Y a veces creíamos que era algo retrasado. Era el pequeño de 7 hermanos y sus padres rondaban los 60. Todo muy raro. Si Cagaleches venía con nosotros era porque tenía 4 hermanas mayores. Ibamos a su casa a jugar al trenecito eléctrico, pero sobretodo a espiar. Las hermanas de Cagaleches eran 3 morenas casi negras y una rubia casi albina. Era para verlo. Y ahora que lo escribo comprendo lo increíble que resulta entender aquel despropósito. Pero no miento. De los 7 hermanos, sólo eran de tez *normal* los dos mayores. Las hermanas eran anómalas, o muy morenas o la que era muy blanca, que sin duda era la única que se le parecía al inefable Cagaleches. Pese a todo, las hermanas de Cagaleches eran una especie de fábula presexual a nuestro alcance. Yo aún no me hacía pajas pero las hermanas de Cagaleches me ponían casi cachondo.
Pero a lo que íbamos. Un rato antes de que Nenenayo alegara indisposición, Cagaleches cogió carrerilla. Quizás demasiada. Cuando dio el salto ya estaba muerto, exhausto, derretido. Como un merengue en una sarten, Cagaleches, sudoroso e hiperalbino, cayó en la acequia. Creo que nunca me he reído tanto como en ese momento. Cagaleches rebozado en tarquín, intentando salir de la acequia sin lograrlo. Y la puntilla mordaz, irónica y doblemente festejada de Pedole, que ya no era uno más, sino nuestro gran líder, justo cuando Cagaleches asomaba la jeta salpicada de lodo: "Ahora si que te pareces a tus hermanas las negras..."
(Continuará...)
vCasale
LA VIDA DE LOS OTROS
Eramos una pandilla peculiar. Falconetti, Cagaleches, Nenenayo, Kuntakinte, Pedole, Olivón, Seven up, Aceituno, Pepino...
Teníamos un albino, un sordo y un casi negro. El casi negro, Kuntakinte, era hijo único y vivía con su madre y una tía que en realidad no era su tía. Por entonces, mi madre y mi abuela eran especialmente sensibles con aquel negrata. Y juro que a mi me ponía malo. Luego entendí que el casi negrito era también hijo de madre soltera, soltera y lesbiana, y que de alguna manera mi madre y mi abuela empatizaban fácilmente con él.
En los 70' aún era tabú lo que ellas habían padecido en los años 40. Una madre y una hija solas, de ciudad en ciudad, de pensión en pensión, en aquella España beata e hipócrita hasta la náusea. Pero como siempre, eso lo comprendí muchos años después, cuando mi abuela ya había muerto y Kuntakinte ya no estaba en el barrio. A veces veo a su madre. Y quisiera preguntarle por su hijo. Pero no lo hago.
(Continuará...)
vCasale
FALCONETTI, EL SEGUNDON NECESARIO
Falconetti, antes de ser Falconetti, era "ojo guiñao". Llevaba siempre un ojo tapado con un parche y gafas de pasta. Era dócil y buen chaval. Y siempre se encargaba de las cerillas para la fogata (hoguera) de los viernes por la tarde. Era un rito inexcusable. La fogata de los viernes. La hacíamos siempre en la frontera que separaba las calles del arrabal y la huerta. Casi delante de las vías ya abandonadas. Un viernes sucedió lo insólito. Apareció el mismísimo Mario Kempes en la farmacia de la calle y todos nos volvimos como locos. Dejamos la fogata en marcha y nos agolpamos en la puerta como quien ha visto a Dios. De repente, la calle se llenó de gente por todas partes. Decenas de niños, decenas de hombres y mujeres, todos expectantes y alucinados.
La fogata, sin control, seguía creciendo hacia el lado salvaje del arrabal. Pero nadie la vigilaba excepto Falconetti, que con un ojo tapado y las gafas empañadas, no había visto el revuelo de kempes.
Creo que fue Pedole quien lo dijo, "¡que Falconetti se quema, que Falconetti se quema!". "Pues que se queme" contestó el Seven Up. Y así fue. Mientras kempes nos firmaba autógrafos a todos, una pierna de Falconetti se doraba a la parrilla. Fue la última fogata. 1980. Pocas semanas antes de navidades. Al rato se oyeron sirenas. Bomberos, una ambulancia y más bomberos. Todavía hoy la gente se acuerda de aquel día. Pero no porque casi se quema el barrio sino porque kempes compró aspirinas donde lo haciamos nosotros.
(continuará...)
vCasale
EL SEVEN UP Y SU LIDERAZGO
El Seven Up era el líder natural. Era el más mayor, el que mejor jugaba al fútbol y el que solía dirigir nuestros pasos. El mote se lo pusieron en el colegio. Por las orejas. "echa a volar, seven up, seven up" le cantaban. Pero en la pandilla nadie se atrevía. Por si acaso.
Con el tiempo y el auge de Pedole, Seven Up se volvió menos indispensable. Seguía siendo nuestro capitán a la hora de jugar al fútbol pero ya no era nuestro ideólogo. En eso, Pedole era único. Organizaba movidas de puta madre. Campeonatos de beisbol, san fermines en bici cuando llegaba julio, expediciones a la playa atravesando la huerta, cabañas de madera para merendar, safaris de ranas, cacerías de gatos con estrellas de punta...
Creo que al final Seven Up le tenía celos. Pero entonces sucedió lo que nadie podía imaginar. Y Pedole se borró. Nadie lo echó. Fue él quien nos dejó.
(Continuará...)
vCasale
Como molan las historias de Casale.
PEDOLE SE HACE MAYOR
Pedole ya no era Pedole. Y el barrio tampoco. Empezaron a urbanizar por completo el escenario de nuestras correrías y apenas nos veíamos.
Creo que todo se fue a la mierda ese año: 1983. Que si los deberes del colegio, que si las chicas, que si los cigarrillos a escondidas. Por centrar: Yo tenía 12 años,Pedole 14 y Seven Up 15.
Un día Pedole vino y dijo que ya no quería que le llamaran así. "Que te follen Pedole", le dije. Y tal cuál lo dije me soltó una hostia con la mano abierta. Una de esas hostias que lo delimitan todo. Nos quedamos estupefactos. Los 8+1 que éramos entonces, los que habíamos pasado todos los cortes desde que en 1977 comenzara el baile. 6 años juntos. 6 años que parecían toda una vida. Seven Up, su hermano Pepino, botines Pilongo, Calabacín, Tomy Tomás, Kuntakinte, Sobrasada del Pozo, Mimosín y yo. ((Aceituno era mi hermano, pero ya no contaba; al igual que Cagaleches, aceitito, Falconetti y Neneyayo))
Creo que ese día se acabó todo. Aunque no nos dimos cuenta hasta unos meses después. Cuando llegaron los sanfermines y ya nadie dijo de montarse en bici para hacer de toro.
((Continuará...))
vCasale
ADIOS MUCHACHOS
Al acabar ese curso de 1982-83, Botines Pilongo y Calabacín se marcharon a Gerona con sus padres y Sobrasada del Pozo se volvió a Madrid. Por si quedaban dudas del desguace.
Con el nuevo curso, Seven Up se rompió el tobillo y a su hermano Pepino lo cambiaron de colegio por zoquete.
Mimosín siguió engordando, cada vez más. Y a nadie le molaba ser su amigo.
Tomy Tomás se hizo empollón de la noche a la mañana y apenas se le veía. Y cuando se le veía parecía otro. Un pedantuelo insufrible.
Kuntakinte se hizo breaker y se pasaba el tiempo haciendo cucamonas en el pasaje con unos hermanos puertorriqueños cuyo padre tenía una peluqería.
Así el patio, me borré yo también. Y me puse a leer. Que era algo que no había hecho nunca. Al poco, mi padre se puso enfermo. Y la vida cambió de manera definitiva.
Por eso, cuando una tarde ví pasar a Pedole con una cresta de punki, me costó reconocerlo.
((continuará...))
vCasale
Casale pasará a la historia como el inventor del relato en porciones.
Todos los pisos que he ido estrenando en mi vida estaban a las afueras; enseguida entrábamos en los naranjos, las acequias, los cañaverales o en el monte bajo con lagartos.
A los doce años nos dio por fumar. Con la parte superior de la caña que heredamos del abuelo pescábamos anguilas; la vendíamos y nos daba para comprar un cigarro por cabeza.
Ya sea que pensaba mucho, o que se mareó con el humo, o que lo suyo eran los golpes se cayó de cabeza a la acequia al tratar de coger el hilo, por miedo a que se rompiese el flexible bambú, cuando picó la última. Sacamos a los tres (caña, anguila y hermano) chorreando agua sucia, barro y sangre por el talón: se había clavado algo al hacer pie.
Acompañado por El Cabezotín y un reguero de sangre llegó a casa.
-¿¡Qué vamos a hacer contigo!? -La madre-
-Otra antitetánica ¡Qué remedio! -El hermano-
El Cabezotín huía escaleras abajo.
En ellas encuentro a mi madre limpiando la sangre.
-¡Abre la boca! [Imperativo]
Tiene nariz de perro pachón. El olor y ¡Zaca! A la italiana. Efectividad para diez años. Lástima no haber repetido dosis a los veinte años del cuento.
(Fin)
Casale fue lector de tebeos de aventuras, semanales: continuará, ponía.
Creceré, creceré cuando crezca la ciudad...
Altazor, Canto V, V HUIDOBRO.
Sexto sentido
Solo,
sin tu amor, tirado y solo
vuelo
por las nubes del desvelo.
Ya no estás, ni es posible que te halle.
Duele tanto tanta calle,
tanta gente y tanto mal,
que andarás con los sueños a destajo,
como todos, río abajo,
por la vida que se va.
Y todavía hay, aquellos que dicen: las mejores canciones, las de amor. Va!, llaman amor al desamor. Porque todos sabemos que no hay vínculos inquebrantables. Nada es perdurable. Nada es lo que antes parecía ser. Quien cree tener el amor perfecto, una amistad perfecta, una confianza perfecta, sólo lo cree porque aún no ha llegado al conocimiento: que toda relación humana es precaria. Podría morir con la ilusión de la felicidad, pero sólo serviría para demostrar que la muerte se adelanta a la traición. Si vives el tiempo suficiente, inevitablemente llega la traición.
Es triste su anterior comentario, m.a.
Y espero que no sea verdad.
No es por hacer de menos a Casale, pero esto no está nada mal.
Y todavía hay, aquellos que dicen: las mejores canciones, las de amor. Va!, llaman amor al desamor. Porque todos sabemos que no hay vínculos inquebrantables. Nada es perdurable. Nada es lo que antes parecía ser. Quien cree tener el amor perfecto, una amistad perfecta, una confianza perfecta, sólo lo cree porque aún no ha llegado al conocimiento: que toda relación humana es precaria. Podría morir con la ilusión de la felicidad, pero sólo serviría para demostrar que la muerte se adelanta a la traición. Si vives el tiempo suficiente, inevitablemente llega la traición.
He pasado un rato muy bueno leyendo los relatos en porciones, como los quesitos, (genial ártabro) de Viejo Casale.
Me han parecido todos muy buenos. Pero permita, casale, que le haga una sugerencia. Con todo el respeto que le profeso le diré que alguna cosa es mejorable.
"En el fondo, y visto en perspectiva, éramos de una crueldad bastante perversa."
Esta frase sobra. No aporta nada al relato (la crueldad ya se ha visto) y parece una reflexión politicamente correcta para pedir perdón por la crudeza de aquellos chavales.
No aporta nada y le quita al cuento el caracter de narración pura. Mucho mejor la narración desnuda de los hechos, sin consideraciones para la galería.
¿No le parece a usted?
¿Están ustedes de acuerdo?
Loiyirga+Casale
¡Tiembla Alfaguara!
M.a me ha gustado mucho su post.
Aunque me rcuerda a la cnción de Rafaella Carra, aquella en la que decía que siiiiiiiiiii un díiiiaaaate has sentido enamoradaaaaaaaaaaaaaaa no no digas que le quieres ¡Cállalo!
Tiene toda la razón Loiayirga. Pero es que a medida que lo escribía me iba avergonzando de todo aquello. Ha sido más expiatorio que narrativo. Neneyayo era buen chaval.
vCasale
Tiene toda la razón Loiayirga. Pero es que a medida que lo escribía me iba avergonzando de todo aquello. Ha sido más expiatorio que narrativo. Neneyayo era buen chaval.
vCasale
Un respuesta tan brillante como los cuentos en porciones. La narrativa como terapia. Querámoslo o no.
Este Casale está sobrevalorado. Como Blasco Ibáñez.
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"Venga una historia de ayer
que apreciarán los más lerdos.
El destino no hace acuerdos
y nadie se lo reproche.
Ya estoy viendo que esta noche
vienen del sur los recuerdos".
J.L. Borges
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Premio de la crítica para el sobrevalorado (valenciano) Rafael Chirbes y para el maestro e inmenso Joan Margarit. La balanza institucional.
James Boswell
"Una noticia en The New York Times asegura que los blogueros mueren antes" (en el blog de Vicente Verdú).
No digan que no se les ha avisado.
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